Un cínico es un hombre
que conoce el precio de todo y el valor de nada.
Oscar Wilde
En 2006 tuve la oportunidad de leer un texto titulado En el ademán de dirigir nubes. (On the Manner, of Addressing Clouds.)
de Thomas McEvilley, publicado
por primera vez en la revista Artforum en Junio de 1984 en el que cada posible
cadena de relaciones entre categorías es en sí misma otro medio de trasmitir un
preciso, aunque complejo contenido y las posibles eslabones, cadenas y meta
cadenas de relaciones entre los trece eslabones enunciados que avanzan hacia una
complejidad conceptual casi infinita creo. En fin un texto que desarrolla un
modelo de contenido en trece aspectos para la compresión de obras de arte. ¿Qué
es el contenido al fin y al
cabo? ¿Estamos nosotros involucrados?
A mí se me ocurrió de forma atrevida
y arbitraria el eslabón número catorce que no existía literalmente en este
texto, pero que a mi entender está implícito:
14.
Contenido que se deriva del precio de la obra.
Esta decisión
siempre tiene un componente político. El arte correo y otras estrategias para
superar los canales de la comercialización son expresiones de resistencia al
proceso de fetichismo de consumo y además constituye un gesto hacia el abandono
del valor de cambio para recuperar el valor de uso. Hay obras que no corren con
tal suerte o no fueron decididas para ese fin, pues están incluidas dentro de ese
acto de idolatría en el cual a un objeto (con cierta complejidad, pero un
objeto al final de cuentas) se le pone precio. ¿Y todo esto a quien beneficia?
Ahí dejamos la inquietud.
Sin nada en particular
mencionamos que en la mayoría de los países civilizados del mundo existen
legislaciones que permiten el pago de impuestos por medio de obras de Arte. Agregamos
además, a manera de comentario irrelevante, que en nuestra región los únicos beneficiados
mayoritarios de esa dinámica en el campo cultural corporativo manejado por
banqueros son los banqueros en una estructura, cuya base consiste básicamente
en llevar a las nubes el ego del menos
beneficiado de la pirámide: el autor. Todo a cambio del premio.
Esta distinción entre el precio de
las cosas y su valor no nos es ajena, ni en cuanto a obras de arte o la vida
misma. Es bueno saber que cuando vas a una subasta tu obra adquiere precio y no
valor. También es bueno tener en cuenta que la puesta en circulación de un
objeto estético comercializable dentro de la red del mercado, usualmente trae
consigo una carga opuesta de contenido y un compromiso político de un modo u
otro con el mercado, así como una problemática política para su autor. A mi
parecer también es válido a la inversa, porque hay que ser consecuentes con lo
que se decide.
Esta obra en cuestión desea ser comprada, y como cualquier cosa que desea ser comprada, sus intentos de congraciarse con el presunto interesado son obvios, no importa que esta pudiera haber sido hecha por un monumento de integridad como Jackson Pollock o Vincent van Gogh. Al parecer todos tenemos un precio y también ganas de significar lo que pasa es que a vos no te han ofrecido nada, pero nosotros que comprendemos la vida nos burlamos de los números.
Fernando Alemán Malespín
Marzo de 2012
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