jueves, 30 de octubre de 2014

Plasticidad corporal


La plasticidad del cuerpo no es algo cuestionable. No en vano las personas experimentan con la posibilidad de modificar su cuerpo como reflejo de su incapacidad para reconocerlo por lo que es,  sino por lo que pudiera ser.

La pintura como género ya ha explorado en su historial la posibilidad de lo que podría ser real con la estrategia del ilusionismo que deriva de mezclar ficción con realidad. Norlan Gutiérrez nos invita con sus pinturas a contemplar esa posibilidad desde una seducción caníbal. Se plantea el encantador horror con el recurso de la armonía formal y el estímulo del asco. El proceso de factura es el resultado de una mezcla entre la ficción y la realidad.  Las imágenes guardan relación con sus experiencias personales que se ligan a los mitos cultivados en su mente y la posibilidad de que estos fuesen reales, de ahí el uso del lenguaje figurativo que da cuenta del diseño de esta “criatura”.

El artista es acertado en sus recursos al llevarnos a valorar esa capacidad de modificación del cuerpo como si se tratara de un entorno. No en vano los seres humanos somos capaces de celebrar nuestra virtud de modificar nuestra realidad inmediata. Las pinturas de Norlan poseen un tratamiento clásico en las líneas de los viejos maestros, pero sus semblantes son macabros, torcidos, mutados que albergan un ejército de parásitos prósperos y coloridos.
Fernando Alemán Malespín

Managua, 28 de octubre de 2014

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